Memorias azules y rosas: cuando la literatura incomoda
- Roxanna Guarneros

- 27 oct
- 3 Min. de lectura
En Memorias azules y rosas, la escritora y compositora poblana Azul Hernández nos entrega una obra que no busca tranquilizar al lector, sino perturbarlo. Sus relatos son espejos rotos: fragmentos de realidad que obligan a mirar lo que preferimos ignorar. Cada historia es una herida abierta, una denuncia poética de las violencias que atraviesan el cuerpo y la vida de las mujeres en México.
Publicada por Editorial Revontuli, esta colección de cuentos se construye sobre un territorio donde la ficción y la realidad se entrelazan. Aunque los escenarios parecen imaginarios, están inspirados en testimonios e historias reales, fruto de la investigación de la propia autora. El resultado es un mosaico de voces que nos confronta con la violencia de género, la pérdida de la libertad y los estereotipos de belleza que siguen marcando la vida cotidiana.
“No es fácil llegar a un nuevo mundo... pero es peor quedarse siempre en el mismo sin esperanza de que nada cambie.”
Los relatos de Hernández buscan incomodar para despertar. Nos enfrentan a la normalización del abuso, a la idea de que el silencio es una forma de sobrevivir. A través de una prosa sensible y afilada, la autora desmantela los mitos de la feminidad idealizada: el cuerpo perfecto, la obediencia, la sonrisa forzada. En su universo narrativo, lo bello y lo brutal conviven; la dulzura del rosa se tiñe con la profundidad melancólica del azul.
Más allá del libro, Memorias azules y rosas se expande en otros lenguajes. Azul Hernández —también compositora y cantante— creó un álbum disponible en Spotify, donde cada canción está inspirada en uno de los cuentos. En cada pieza musical resuenan los ecos del texto: el miedo, la esperanza, el deseo de libertad. Así, la autora convierte su obra en una experiencia artística integral, donde palabra, imagen y sonido se funden para dar voz a lo silenciado.
Acompañada por las ilustraciones del artista Axeru (@axeru_100), la edición resalta la potencia visual de cada relato. Las imágenes no solo adornan: dialogan con la historia, amplifican su tono emocional y subrayan la belleza dentro de lo roto.
Azul Hernández, egresada del Máster en Escritura Creativa en Español de la Universidad de Salamanca, pertenece a una nueva generación de autoras que escriben desde la herida, pero también desde la resistencia. Memorias azules y rosas no es solo un libro: es un acto de denuncia y de sanación, una declaración de que la literatura puede y debe incomodar, cuestionar y transformar.
Leer este libro es entrar en un espacio donde las palabras arden y cicatrizan a la vez. Donde el azul y el rosa —colores que alguna vez parecieron opuestos— se mezclan para revelar un mismo mensaje: la belleza también puede ser una forma de rebeldía.
Y en día naranja, la obra de Azul Hernández se enlaza con el llamado de esta jornada para prevenir y erradicar la violencia contra mujeres y niñas. Su literatura vibra en la misma frecuencia que esta lucha: invita a mirar de frente lo que duele, a romper el silencio y a transformar la indignación en conciencia.
Así, el azul y el rosa de Hernández se funden con el naranja del compromiso, el color de un futuro sin miedo. Porque la palabra, cuando nace desde la verdad y el arte, también puede convertirse en un acto de resistencia.



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